Clara Zetkin fue conocida en los círculos políticos como comunista, socialista y pacifista. Fue representante de los movimientos de mujeres y trabajadores del proletariado, periodista crítica, con formación de maestra, conocida como la fundadora del Día Internacional de la Mujer que iniciara en el año 1910 en la II Conferencia Internacional de Mujeres en Copenhague. Su vida y obra se ha vinculado prioritariamente con las luchas emancipatorias de la clase obrera y con el desarrollo del pensamiento socialista y comunista. Pero muy poco se ha señalado sobre sus contribuciones pedagógicas y educativas asociadas a la búsqueda de la construcción de sociedades más igualitarias y justas.
Los motivos por los que los artículos de Clara Zetkin sobre escuela, protección infantil y educación se toman muy poco en cuenta en el discurso pedagógico hegemónico son variados. Por una parte, el discurso pedagógico de la extinta República Democrática Alemana se ha dejado ampliamente de lado, lo que resulta, hasta la actualidad, en la ignorancia generalizada de sus referentes educativos y pedagógicos. Por otra parte, la obra de Zetkin abordó escasamente las ideas progresistas sobre la enseñanza propias de su época, influenciándose particularmente por pedagogos «clásicos europeos» como Juan Amós Comenio; por tanto, su legado no se vincularía inmediatamente con planteamientos pedagógicos «innovadores».
Desde nuestra perspectiva, sin embargo, Zetkin planteó una pedagogía no solo innovadora, sino revolucionaria. Asociada a la toma de conciencia, a la superación de la alienación y a los procesos de liberación de la humanidad, involucró en su propuesta los derechos de los/as niños/as y de las mujeres trabajadoras.
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